Hace unos días en twiter colgaron un vídeo de esta mujer, nunca la había visto en acción, impresionante.
Cometí el error de no retuitear y he perdido el enlace con el vídeo, una pena. Seguiré buscando.
Entre mis atletas de la historia, esta mujer es de las que más me ha sorprendido estudiar, al margen de sus capacidades deportivas y su talento, hay algo en su vida que es digno de tener presente.
La historia de Stanisława Walasiewicz, que luego
fue la Stella Walsh hay que contarla ¿Por qué hay que contarla? Por múltiples razones,
entre ellas, por razón de sexo. Aunque desde hace unas cuantas décadas, y para
ser correctos, es más certero decír por razón de género.
En 1911, una polaca
que ya había conseguido el premio Nobel de Física por haber descubierto la
radiactividad, recibió el premio Nobel de Química por lograr un gramo de radio
puro. Esto de que una mujer en 1911 fuese galardonada con un Nobel no era
común, ni mucho menos. Que fuesen las investigaciones de una mujer las que con
el tiempo curasen tantas vidas y comunicasen tantos caminos en el aire también
era algo poco frecuente.
En 1911 precisamente,
también en la Polonia de Marie Curie,
en concreto en Wierzchownia, cerca de Rypin, nació otra mujer singular, Stanisława Walasiewicz. Cuando era muy
pequeña, sus padres decidieron emigrar a aquellos Estados Unidos en los que se
estaba fundando el primer estudio cinematográfico. Iban allí huyendo de la
pobreza, y se establecieron en Cleveland, en el estado de Ohio, donde había una
amplia comunidad de inmigrantes polacos.
Stanisława pasó a pronto a llamarse Stella, pero no consiguió la
ciudadanía estadounidense hasta 1947. Era una mujer muy fuerte, y enseguida
destacó en atletismo, sobre todo en velocidad y lanzamientos. Con 19 años, fue
campeona de EEUU en las pruebas de 100 yardas, 220 yardas y salto de longitud.
Aún era polaca, pero en 1930, atletas de otras ciudadanías residentes en el
país podían participar en los campeonatos nacionales, así que fue una polaca campeona
de EEUU. Ese mismo año supero los 6 metros en salto de longitud, fue la primera
mujer en pasar esa barrera. En 1932 participó en los Juegos Olímpicos de los
Ángeles, allí representó a Polonia, aunque se supone que los juegos olímpicos
son una competición de individuos e individuas, no de países, pero de algún
lugar hay que ser, y ella, campeona de
los Estados Unidos tenía dificultades para conseguir la nacionalidad
estadounidense y era polaca. En aquellos Juegos ganó los 100 metros lisos con
11'9, igualando el récord mundial de la noruega Tollien Schurman, y fue sexta en disco. Después de aquello, en
Polonia la recibieron como una heroína nacional.
¿Pero a dónde quiero
ir a parar con tanto detalle sobre Stanisława?
Es que resulta clave que sepas que esta mujer empezó a conseguir records
extraordinarios. En 1933 batió el de 100 metros por dos veces, en 1935 fue la
primera mujer que bajó de los 24 segundos en un 200, un record que duró 17
años, y en 1936, el año de los Juegos Olímpicos de Berlín se las prometía muy
felices, pero…
Ella seguía
representando a Polonia, y en principio era la favorita, pero en la final de
100 metros fue vencida por la jovencísima estadounidense Helen Stephens, y tuvo que conformarse con el segundo puesto.
A
Helen Stephens la hicieron luego pasar dos malos ratos, el primero porque se
tuvo que enfrentar a las sospechas acerca de su identidad sexual, las cosas se
pusieron muy desagradables para ella, hasta el punto de que aceptó someterse a
un "examen médico ocular" para demostrar que realmente era una mujer.
Esto de tener que demostrar el género no era nuevo en el mundo del deporte,
pero siempre resulta áspero, por un lado porque despierta una absurda inquietud
en la opinión pública y por otro porque deja a la deportista en un lugar de
difícil reintegro. El otro mal rato se lo hizo pasar un tipo llamado Adolf Hitler, que la invitó a subir al
palco y, según ella contó años después, le tiró los tejos sin disimulo, ella
tuvo que hacer gala de su velocidad de reacción también en el terreno de
escaquearse de citas con presidentes nazis. Tras los juegos, Helen se pasó al
baloncesto, incluso fundó un equipo de baloncesto femenino en el año 52. Era
otra precursora.
Pero estábamos
hablando de Stanislawa Walasiewicz.
Vamos a situarnos ahora en su última gran competición internacional, los
Campeonatos de Europa de 1938, allí ganó
los 100 y los 200 metros, además de ser segunda en salto de longitud y
en relevos 4×100 metros.
Hasta los 44 años
siguió compitiendo, ya a otro nivel y llamándose Stella Walsh, y además dedicó
sus esfuerzos a organizar competiciones deportivas y promocionar el deporte
entre los jóvenes de su comunidad. Una vida llena de deporte y de energía, que
finalizó como ciudadana americana un 4 de diciembre, el de 1980.
Cuatro días antes de
que un enajenado apellidado Chapman le pegase cuatro tiros en la puerta de su
hotel a John Lennon, Stella estaba
comprando la cena en un supermercado de Cleveland, y otros enajenados entraron
con sus pistolas norteamericanas en el establecimiento y una bala perdida acabó
con la vida tranquila de Stella. Fueron días dramáticos, pero la prensa se
ocupó mucho más de lo que sucedió después que de la terrible tragedia de la
muerte injusta y gratuita de una gran figura del deporte mundial. La autopsia
reveló que Stanisława Walasiewicz, ahora Stella Walsh, tenía órganos genitales
masculinos. Aunque no está del todo claro, parece que, como otros, era un caso
de hermafroditismo masculino ¿Qué pensaría la agraviada, cuarenta y dos años
antes, Helen Stephens, cuando se enterase del detalle? Tampoco hay que darle
muchas vueltas al tema, todas las personas somos mutantes.
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