Un disco de vinilo de 45rpm, single. Un título: Música de jazz para los que odian el jazz . Así se iniciaron mis orejas a descifrar síncopes; Fats Waller, Jeepers Creeper , y por el otro lado, la otra cara, cara B, Thelonius Monk, Blue Monk . Al dar la vuelta al disco daba la vuelta a Monk, daba la vuelta al mundo (como Cortazar al día) y entraba en el tío-vivo del tiempo encontrado. En plena adolescencia, a los diecisiete otoños, se me coló entre películas de otros aires, Round Midnight, y me armó un lío interno inquietante entre el amor y el amargor. Al poco, leí La Danza de los infieles , de Paudras, que cuando un jovenzuelo va de intelectualoide no hay quien le ponga muros. Y ya puesto me lancé a otras literaturas de jazz. Hace nada, con cuarenta y tantos, devoré Pero hermoso , de Geoff Dyer, y sus cuentos sonaban parecido a La Danza de los infieles . Sin embargo, nada más igual al jazz que el Perseguidor . Aunque no sería justo tener que elegir entre Charlie