Para entender la dimensión de la burbuja, bajemos a la tierra de los números.
Hablamos de que el sueldo de un entrenador de uno de los equipos punteros de liga BBVA es el equivalente al presupuesto total de cuarenta clubes de
primera regional.
Pero para poder asumir una situación como esta tenemos montado un sistema deportivo. Y nuestro sistema ha dividido los clubes
deportivos en elementales, básicos, de deporte profesional y Sociedades
Anónimas.
Y para que cada cual sepa quién es y dónde está a cada cual le ha dado una misión social. Con las
competencias, en teoría, muy bien delimitadas.
Pero la realidad tozuda es que igual, exactamente igual que un niño de once años se
besa un anillo imaginario o hace el arquero cuando marca un gol, los clubes deportivos
elementales y básicos repiten situaciones calcadas de sus referencias.
E igual
que resulta absurdo el gesto del niño, resulta absurdo el gesto del club.
Un club deportivo
elemental tiene que promocionar una o más disciplinas deportivas, hacer que sus
afiliados practiquen deporte y coordinar y organizar la participación de sus
afiliados en eventos y competiciones. Estos son los tres objetivos de los
clubes deportivos básicos. Algunos elementales las asumen también, y en demasiadas ocasiones, ya digo, lo intentan llevar adelante imitando los ejemplos de instituciones ya consolidadas dentro del deporte profesional o de las Sociedades anónimas.
Y me pregunto la razón por la cual si todos tenemos claro que
el que un futbolista de 11 años cuando meta un gol no debe celebrarlo como si
fuese una final de la Champions, no entendemos que el sistema deportivo está
montado para que los clubes básicos y elementales no repliquen comportamientos
de los llamados "Grandes".
The campaign’s slogan ©Twitter/Kenny9Saunders |
¿El quid de la cuestión?
Nuestro sistema es también un modelo deportivo que entiende, (utópicamente), que el deporte tiene que propiciar la igualdad y la solidaridad.
Y por otro lado, aunque va totalmente unido, nuestro modelo deportivo se basa en un sistema mixto de
financiación público privada, en el que lo público: Consejo Superior de Deporte,
Direcciones Generales y entes locales, depende del trabajo del sector privado.
Y en el que el bloque privado: Comité Olímpico Español,
Ligas profesionales, Federaciones y entidades asociativas, no sólo no ha
conseguido en casi 40 años de democracia la independencia de acción y
económica, sino que depende de lo público como del aire.
Aquí me he referido sólo al privado sin ánimo de lucro, porque el empresarial y las sociedades anónimas deportivas parece que hemos decidido que vayan por su cuenta y riesgo (aunque también con muchos matices)
¿Qué sentido tiene que los clubes deportivos, tantos años
después de la aparente ruptura de las estructuras generadas por la dictadura,
sigan sin tender a la independencia económica y de gestión? Ningún sentido.
¿Qué sentido tiene que las administraciones locales se vean
aún en la obligación moral y social de mantener con subvenciones directas e
indirectas a clubes y clubes que por asumir compromisos sociales que no les son propios generan agujeros económicos que serían inadmisibles en otras facetas de
nuestra sociedad?
Pero aunque esto es aplicable al deporte en general, estaba pensando en fútbol en particular.
La realidad es que en España hay miles de clubes de fútbol.
De los cuales 7 juegan en competiciones europeas, 20 en la 1ª división, 22 en
2ª, 80 en 2ªB, 360 en 3ª división, y cientos y cientos en categorías
regionales…
Y como la dimensión es muy grande, otros conceptos se unen al sistema. Peñas,
apuestas, empresas, clubes, periodistas, medios, venta de entradas, viajes,
academias, escuelas, autobuses, campus,
pueblos, ciudades…. Un inmenso mercado en movimiento, y por qué no decirlo, acompañado de economía sumergida de dimensiones cósmicas.
Lo que hacen o dejan de hacer los ayuntamientos con sus
respectivas asociaciones deportivas y lo que
utilizan los clubes deportivos sus logros para volcar sus necesidades hacia los
ayuntamientos también es digno de estudio.
un ejemplo de cómo entendemos la "financiación mixta"
Nadie se puso de parte del ayuntamiento de Madrid en el reciente caso del Club Deportivo Aviación. La realidad es que el club
llevaba desde el año 1976 utilizando de forma gratuita una instalación deportiva pública, (hasta 1999 del ejército y desde el 99 municipal) que por razones políticas se había decidido utilizar para otra necesidad.
Nadie
valoró el esfuerzo de más de una década de un ayuntamiento que ha mantenido un
espacio público dotacional de uso deportivo dedicado en exclusiva para un club de fútbol. Todo el mundo se puso a favor del club Deportivo Aviación, que en sus casi 40 años de vida no ha logrado ser totalmente independiente.
Esto es así porque hablamos de deporte y todo el mundo
entiende que el deporte es bueno.
También todo el mundo entiende que tener
buenas instalaciones sanitarias y educativas lo es, y si una empresa
privada hubiese ocupado ese espacio durante 40 años con un hospital privado o un
colegio privado, creo que el sentir general hubiese sido muy diferente. Creo.
Una conclusión con ánimo de aportar.
Puede ser que como el punto de partida del deporte asociación
parte de la idea del voluntariado, y como hay legiones de voluntarios y voluntarias que están disponibles para dejar parte de su tiempo y su conocimiento en la enseñanza y
dirección de asociaciones deportivas, la estructura del deporte no está preparada para identificar las diferencias tremendas entre deporte profesional y deporte de base y recreativo.
Y es aquí donde hay que plantar la batalla.
Muchas Asociaciones nacen con pocos recursos y un espacio "de todos" cedido, y poco a poco consiguen ser entidades con presupuestos anuales
de más de 300.000 euros y una masa social de 400 familias.
Y como quienes están en él, aún no tienen clara la estructura de nuestro deporte, cuando están en
esta situación, se dan cuenta de que siguen funcionando exactamente igual que
cuando iniciaron su aventura, a base de puro
voluntarismo y considerando el espacio "de todos" como propio.
A pesar de que esto es así, son instituciones perfectamente aceptadas en la sociedad y muy valoradas. Miles de clubes deportivos que, y aquí está la verdadera
clave del problema, sin darse cuenta, replican los modos
y maneras de los grandes equipos profesionales, cuando la sociedad los necesita para algo muy diferente.
El fútbol en España está "a la cabeza del pelotón". Su responsabilidad es la de un líder de la carrera. Necesitamos un fútbol que asuma el liderazgo en la reconstrucción de la estructura de nuestro sistema deportivo.
El fútbol en España está "a la cabeza del pelotón". Su responsabilidad es la de un líder de la carrera. Necesitamos un fútbol que asuma el liderazgo en la reconstrucción de la estructura de nuestro sistema deportivo.
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