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AMELIA EARHART, hoy hace 81 años... y unas cuantas cosas más.

En 1934 decidió volar a través del Pacífico, de Hawái a California y después a Washington. Diez pilotos lo habían intentado y habían muerto. Ella no murió, aún no. 
Partió del campo Wheeler de Honolulu, en Hawái el 11 de enero de 1935 y aterrizó en Oakland, California, donde la esperaban miles de personas para aclamarla, era una auténtica starlette del deporte aéreo. El presidente Roosevelt (el vigesimonoveno de los EEUU), mandó un telegrama. "Lo has logrado de nuevo, y demostrado, incluso a los más "cerrados", que la aviación es una ciencia que no es del dominio exclusivo de los hombres."

PERO EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO, (el principio que a mi se me antoja el principio, que como todos los principios, es una continuación de algo, claro está). 
El 26 de abril de 1927, un día de esos que hay, Amelia fue telefoneada por el capitán H.H.Railey. Quería saber si tendría interés en ser la primera mujer en cruzar el Atlántico - ¿A nado? Contestó ella.
(En realidad el contenido exacto de la conversación no ha pasado a la historia, y esa respuesta es improbable, pero hubiese encajado perfectamente con la personalidad de la mujer que nos ocupa).
Muchas cosas en la vida suceden fruto de las relaciones sociales.

Cuando  George Palmer Putnam, un afamado editor de Nueva York, buscaba a una mujer dispuesta a cruzar el Atlántico volando, preguntó al capitán H.H. Railey, y él no lo dudó. - -Tengo a la que buscas, y además es clavadita a Charles Lindbergh. (Algo así dijo).
Ese último dato puede parecer carente de toda relevancia si no se conoce que Charles Augustus Lindbergh Hijo, nacido en Detroit, Míchigan, el 4 de febrero de 1902, había sido (y lo será para siempre) el primer piloto en cruzar el océano Atlántico en un vuelo sin escalas y en solitario. Así que por ese parecido con Lindbergh, a Amelia la apodaron Lady Lindy, y decidieron que sería la Eva de la aviación transoceánica. Ella puso una sola condición, iría de paquete.
        Contar ese vuelo va a alargar la historia, pero viene al caso. Wilmer Stultz fue el piloto y Louis Slim Gordon el mecánico del vuelo. El avión era un trimotor Fokker F.VII. Su nombre, Friendship (Amistad), no dejaba dudas de las intenciones de hermanamiento entre continentes del asunto. Amelia fue la pasajera, aunque de cara a la galería era la comandante del vuelo.
El 18 de junio de 1928, el Friendship partió de Halifax, en Nueva Escocia, hacia el viejo continente, catorce días más tarde de lo previsto, eso sí que eran retrasos y no los de ahora. Volaron entre niebla casi todo el tiempo y aterrizaron en Burry Port, en Gales del Sur. No era Irlanda, donde habían planeado planear, pero servía.
“Fui una pasajera en la travesía, sólo una pasajera. Todo lo que se hizo para volar a través del Atlántico se debe a Wilmer Stultz y Slim Gordon. Cualquier elogio que yo pueda hacerles se lo merecen. No creo que a las mujeres les falte el vigor para realizar un viaje en solitario a través del Atlántico."
Woman to fly transcontinental round-trip - Aug 31, 1928
http://www.aerofiles.com/chrono.html
Lo normal en estos casos en que una chica interesante va en un avión con dos hombres, y es junio de 1928, es que al piloto y al mecánico nadie les dé bolilla, y a la chica la asedien los periodistas. Además ella recibió felicitaciones del presidente Calvin Coolidge (el vigesimoséptimo de los EEUU), me refiero que el presidente sólo felicitó a Amelia, cosas de la vida.

George Putnam, el editor que tuvo la idea de la mujer transoceánica, decidió exprimirla. Primero, organizó conferencias que hicieron crecer su fama, luego la ayudó a publicar “Veinte horas, cuarenta minutos”, un libro sobre el viaje, y ya que estaban en ese plan de colaboración, y como la señora Putnam no era partidaria de la bigamia, George se divorció y se casó con Amelia, y ella con él, que todo hay que decirlo.
Antes de meternos en el que sería el logro más reconocido de la historia de esta mujer de mirada cristalina y sonrisa angelical, no está de más pensar la razón de que esté yo aquí escribiendo sobre ella ¿La aviación es un deporte? Tal y como la conocemos hoy, parece más una profesión útil para el ajetreo que nos traemos los humanos en este inicio de siglo XXI, pero en pocas ocasiones se la identifica en exceso con la palabra deporte, aunque existe, y está muy viva, la aviación deportiva en sus diversas ramas. El vuelo acrobático, el vuelo sin motor y otros vuelos dedicados al ocio y la superación personal.

En los felices años veinte y el periodo de entreguerras, la aviación era un concepto incipiente y la industria buscaba maneras de mejorar su imagen. Por eso Amelia fue nombrada Asistente del Gerente General de Tráfico de la Transcontinental Air Transport (la TAT que sería más tarde la TWA) con la “responsabilidad especial de atraer pasajeros del sexo femenino”, es decir, pasajeras.
Y además de ese trabajo, o tal vez, precisamente por él, escribía artículos para Cosmopolitan (si, si, Cosmopolitan) y otras publicaciones.
Ya vamos dándonos cuenta de que esta mujer era lo que entonces se conocía como un sportman. Aunque ese término se utilizaba de modo exclusivo para el género masculino, y por lo tanto, a ella no se le atribuyó el adjetivo correspondiente de sportwoman, sencillamente porque ese término no existía, igual que no existía, por ejemplo, el término iPad.

Uniendo la aviación con el sentimiento deportivo, Amelia continuó impulsando la aviación entre las mujeres. Organizó una carrera aérea para damas a través de los Estados Unidos en el año 1929, el del Crack de la Bolsa de Nueva York. La carrera tuvo el inteligente nombre de The powder-puff derby (la carrera de la borla de maquillaje) y salió de Los Ángeles para llegar a Cleveland. Y en Cleveland, fundaron la organización The Ninety-Nines (Las noventa y nueve). The 99´s es ahora una famosa organización de pilotas. Amelia fue la primera presidenta de las noventa y nueve, lo que no quiere decir que las noventa y ocho restantes llegasen a ser presidentas.
Como he advertido hace unas líneas, La relación que se traían George y Amelia no era del agrado de Dorothy Putnam, y seguramente por eso, abandonó a su marido poco después de que Amelia regresara de Cleveland. Pidió el divorcio, y lo consiguió en Reno, Nevada, en diciembre de 1929, lo que es un dato totalmente intrascendente dentro de la historia de Amelia.
"Yo estaba interesada en la aviación, al igual que él. Ambos amábamos estar al aire libre, los libros, los deportes. Llegamos a depender uno del otro, y aún así sólo había amistad entre nosotros, o eso fue lo que pensamos - al menos yo - en un principio. Nunca admití, ni siquiera a mí misma, que estaba enamorada."
Así que Amelia nunca admitió estar enamorada, pero el caso es que después de rechazar varias veces las proposiciones de matrimonio de George, se casaron el 7 de febrero de 1931, lo que es un dato totalmente trascendente dentro de la vida de Amelia, que, por cierto, decidió mantener su nombre de soltera en uno más de los gestos que definen su carácter.

George Putnam, right, bids his wife, Amelia Earhart,
 "Happy Landings"
www.pinterest.com

Entre proposición de matrimonio y proposición de matrimonio, rompió varios récords de velocidad en categoría femenina con su avión Lockheed Vega.
Las razones que impulsaron a Amelia a convertirse en el ariete de la parte femenina de nuestra especie en el mundo de la aviación en general y de la aviación deportiva en particular se pueden ir deduciendo de las peripecias de su vida, pero antes de destriparlas, centrémonos en la causa fundamental por la que ha pasado a la historia.
En 1932 un número no muy elevado pero si significativo de mujeres estaba en la pomada para intentar volar en solitario a través del Atlántico, y eso no se podía permitir. Nadie desde Lindbergh lo había logrado, así que Amelia consideró de muy mal gusto no ser ella la primera, a eso se llama espíritu competitivo. Si al amor propio se suma el estímulo de un editor-manager-flamante-recién-marido la cosa se hace inevitable.
Desde Harbour Grace, hasta Newfoundland en Gran Bretaña, ese era el plan.

Y éste es el momento en que Amelia cambió el curso de la historia.
Amelia fue (y lo será para siempre) la primera mujer en hacer un vuelo en solitario sobre el Atlántico. Lo hizo a base de oler sales, tomar sopa, un poco de zumo de tomate y desarrollar la pericia suficiente para pilotar un avión.

“¿Te molestaría que hiciera ese vuelo sobre el Atlántico?” Dicen que había dicho a su marido con la flema de la gente de Kansas, herencia del Myflower.
Amelia no quería repetir el mismo vuelo de su antecesor, Nueva York-París. Saldría desde Harbour Grace, en Newfoundland, y  su destino sería algún lugar de las Islas Británicas, un plan de vuelo algo más rustico.
El 20 de mayo de 1932, exactamente 5 años después del vuelo de Lindbergh, para mayor simbolismo, Amelia emprendió su aventura.
La llegada a Europa fue, como todo en la vida de esta chica, bastante tendente al show. Algo más de trece horas después de separase del suelo, y un poco desviada de la ruta prevista, aterrizó en un campo abierto cerca de Londonderry en Irlanda del Norte. Mientras descendía de su Lockheed Vega modificado, un irlandés de pura cepa se acercó. Amelia preguntó -¿En dónde estoy? -En los pastos de Gallegher ¿vienes de lejos? -Desde América, contesto la larguirucha.
Amelia ya era la única persona que había cruzado volando del tirón dos veces el Océano de Colón. Era la distancia sin escalas más larga volada por una mujer y lo había hecho en menos tiempo que su antecedente masculino.
El mundo occidental se puso a sus pies. Después de pasear su experiencia por Europa, en Nueva York se montó un recorrido de esos que les gusta tanto a los Norteamericanos con  lluvia de papelitos blancos incluida; el presidente Hoover (el vigesimoctavo de los EEUU), le impuso la medalla de oro especial de la National Geographic Society; recibió las llaves de varias ciudades, cosa también muy del agrado de por allí, y fue votada la mujer más destacada el año. El congreso la condecoró con la Distinguished Flying Cross, que se  otorgaba por primera vez a una mujer. La inminente “primera dama”, mujer del inminente presidente Roosvelt, Eleanor, buscó y encontró su amistad.

Entre tanta algarabía, también hubo quien se salió por la tangente, en la prensa francesa en un artículo sobre los logros de Amelia se podía leer: “¿pero puede cocinar un pastel?”

Amelia respondió "Acepto estos premios en nombre de todas las cocineras de pasteles y de todas las mujeres que saben hacer cosas tan importantes, si no más importantes que volar; y los acepto también en nombre de todas las mujeres que hoy en día se dedican a la aviación." Le faltó aceptarlos también en nombre de todos los hombres que sabían cocinar pasteles, eso habría sido delicioso.

http://ameliaearhartcontroversy.com/


En los meses siguientes a su mega hazaña, para aprovechar el pico alto de su gráfica vital, Amelia voló varias veces de costa a costa de Estados Unidos, y gracias a su popularidad promovió la aviación comercial y la incorporación de las mujeres a este nuevo campo profesional. Otra de las razones por las que podemos considerarla una mujer que cambió la historia
 Su postura resultaba muy feminista. Como dijo y demostró más de una vez: “en aviación lo que cuenta es la habilidad, no el sexo”.


Lo que hasta el momento queda claro es que la energía de esta deportista dio para mucho. Gran parte la dedicó a la aviación deportiva, coleccionando récords mundiales. Y para dar salida a su latente talento creativo, se dedicó al diseño de modas, una actividad que descolocó a más de uno. Sus modelos, con hélices de plata en lugar de botones, se vendían en Macy's. Para los no iniciados en la American Way of Life, aporto un breve: Macy´s son los grandes almacenes de los Estados Unidos. La primera Macy´s está en Herald square, en Nueva York y desde 1924 ha sido la "tienda más grande del mundo". Ahora está empatada con el Harrods de Londres. Pero Macy´s tiene más de 800 tiendas repartidas por todos los Estados Unidos, cosa que de Harrods no se puede decir.

Cuando Amelia consiguió atravesar el Atlántico de un tirón, en Mayo de 1932, tenía 34 primaveras ¿por qué? .... (CONTINUARÁ)

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