Ir al contenido principal

La firme dulzura. Emilia Boneva.


Emilia Boneva ha fallecido en Sofía (Bulgaria) a los 81 años.
Seleccionadora de la gimnasia rítmica española entre 1982 y 1996, Logró 63 medallas en competiciones internacionales oficiales, entre ellas 24 (4 oros, 9 platas y 11 bronces) en Campeonatos del Mundo y 1 oro y 1 plata en Juegos Olímpicos.

Emilia Boneva con las integrantes de la selección española de Rítmica en la villa olímpica de Atlanta 96.

Teníamos toda la atención puesta en Baku, con la mirada larga en Tokio. Inesperadamente hemos sentido una gran conmoción en la Fuerza, como diría Obi-Wan: “como si millones de voces gritaran de terror, y luego fueran silenciadas. Temo que ha ocurrido algo horrible”.
Ayer, con previo aviso, pero de esos avisos a los que nunca se quiere hacer caso, falleció Emilia Boneva.

Adiós Emilia. Nos veremos.

Nos veremos en los ojos de todas tus gimnastas, en las sonrisas que tienen aún tanto de ti. Nos veremos en el recuerdo de aquellos años búlgaros en los que nuestra rítmica subió a lo más alto del monte olimpo. Nos veremos en esos cinco aros que subían hasta el cielo y regresaban al punto exacto y definido al son que marcaba la música de Leonard Bernstein.
Nos veremos, aún digo más, cada vez que una mujer pise un tapiz, Emilia.

La segunda madre de tantas de ellas, la firme dulzura, la disciplina. El control físico, el entrenamiento mental, las altas miras. El listón siempre más alto que el resto para conquistar el mundo, el convencimiento de que de aquel barro saldría la mejor escultura.
Las manos de modelar el arte en el espacio y el tiempo, la seguridad de que el trabajo conduce al éxito.

La mirada de Emilia, mirando lo que se ve y lo que nadie salvo ella podía ver. Mirando en el interior de la gimnasta, tratando de adivinar dónde estaba ese punto clave que marcaría la inflexión hacia arriba, y acertando con ellas casi siempre, sufriendo con ellas siempre, frustrándose con ellas, trabajando con ellas.

EL corazón avisó en el momento en que su carrera hizo tope. Ya no podría subir más alto y llegar hasta allí había pasado factura, porque veinte años no es nada sólo en el tango de Gardel y Le Pera, los años búlgaros de Boneva son la historia de nuestra rítmica, el momento en el que los cimientos se amalgamaron, en el que las bases que habían asentado aquellas pioneras valientes de los 70 se convirtieron en la más sólida estructura jamás soñada. La cúspide que afianzaba las raíces, la rítmica española que crecía desde la privilegiada mirada de Boneva.
  
Maestra, dura, emocional, prudente, infinita, energética, pausada, distante, dulce, cercana, temperamental, mítica, mágica, amorosa, disciplinada, educada, poderosa. Todo eso podía serlo, y todo podía serlo en el mismo instante. Caleidoscopio de la rítmica; ese mundo de brillo y extrema dureza, ese mundo de esfuerzo y extrema belleza.

Nos veremos Emilia, en la voz saltarina de Almudena, en la sonrisa infinita de Estela, en la prudente sensatez de Marta, en la ilusión permanente de Nuria, en la sabiduría de Ana, la fuerza de Carolina, la mirada de Estíbaliz, la energía de Lorena, la nostalgia de Tania, en la belleza de los gestos y los rostros de Natalia, Vanessa, Arancha, Lorea, Bito, Monste, Gemma, Maider, Carmen, Beatriz, Rosabel, Noelia, Mónica, María… y de tantas y tantas otras mujeres.
Han sido tantas, Emilia, te debemos tanto.

La suerte que tenemos quienes por ahora nos quedamos por aquí, es que nos veremos, Boneva.
Hasta siempre.
Siempre.

Comentarios

  1. I am happy to find this post very useful for me, as it contains lot of information. I always prefer to read the quality content and this thing I found in you post.
    Packers And Movers Delhi
    Click Here to Get More Sites
    Packers And Movers Greater Noida
    Packers And Movers Noida
    Packers And Movers Ghaziabad

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ljubodrag Simonovic: El deporte como religión del capitalismo

Traigo hoy al blog un texto que me llamó la atención hace unos cuantos meses, cuando lo leí en la maravillosa revista portuguesa que edita mi amigo Júlio Henriques,  Flauta de Luz . No la republico porque esté al cien por cien de acuerdo con lo que dice Simomovic, de hecho, no lo estoy, sino porque da mucho que pensar. Es un texto para leer con la mente abierta a la reflexión.  Espero que te traiga conceptos para sacar buenas conclusiones. A mi, desde luego, me ha sido muy útil e interesante. Aunque muchas personas son conscientes y critican la mercantilización de grandes eventos deportivos como la copa del mundo y los Juegos Olímpicos, pocos parecen entender el papel que juega el deporte como pilar fundamental del orden global capitalista. En esta entrevista con Ljubodrag Simonovic, eso es lo que se aborda. Es raro equiparar a los atletas con los filósofos, y mucho menos con los intelectuales que hacen que sus teorías sean emocionantes, y Simonovic no es lo que esperaríamos de un filó

Galina Zybina, la atleta que llegó del hambre

     El 26 de julio de 1952 Galina Zybina ganó el oro en lanzamiento de peso en los Juegos Olímpicos de Helsinki. Y eso parecía que era lo que tenía que pasar, porque la URSS se estrenaba en unos Juegos y no pasaba por su imperiosa cabeza aparecer allí como comparsas. La URSS no había estado en los Juegos Olímpicos desde su fundación como nación en 1922.      Galina Ivanovna Zybina era mucho más que una lanzadora de peso, siendo eso algo realmente digno de todo elogio, ella era, además, una superviviente.      ¿Superviviente de modo metafórico o en términos absolutos?  Saca a la palestra tus habilidades para hacer juicios de valor, te cuento la película.   Galina Zybina      Galina llegó a la esfera terrestre veintiún años antes de esos Juegos de Helsinki, el 22 de enero de 1931, y llegó en Leningrado, la misma ciudad que había sido San Petesburgo y que con la revolución soviética le quitaron el san y la llamaron Petrogrado, y entonces dejó de ser la capital del Imperio Ruso porque

Algunas cosas para las que tampoco sirven los libros de autoayuda

Contar, contar, no voy a contar nada que no sepáis, o que no se haya repetido una y mil veces, no a mí, sino a miles, en el trascurso del lío de la vida o el curso del río de la vida, que lo mismo da. Hablo de l as aguas turbulentas de Simon y Garfunkel y su puente que te viene bien cuando todo se pone cenizo. Pero no siempre hay puente, y lo que es peor, no siempre hay río. No sabía muy bien si sería capaz de ponerme de nuevo a escribir, o a nadar, o a correr, o a hacer las cosas que se me dan más o menos bien, que no son pocas, las cosas que me preocupan o me divierten, como dice Rosendo Mercado. Las cosas a las que damos nuestro amor loco, lo que nos mueve, lo que nos desentraña. Para desescalar sin red (y sin cuerda), una tarde de febrero de 2021 empecé a sentirme débil, apagado, nervioso. Me subía la fiebre como nunca antes. No quería ir al centro de salud porque el mundo estaba lleno de covid, y yo no tenía covid, yo tenía otra cosa, no sabía qué, pero no era covid, y no tení