Nacemos, vivimos, algunas y algunos corremos, y morimos. Esto último, aparte de ser lo que más rabia me da, es algo inmutable. En Noruega, en 1953, nació Grete. Y nació con todo el equipamiento de serie más habitual, luego ella, con perseverancia, se encargó de ponerle los extras. Es decir, de correr, correr y correr. El atletismo de fondo no tiene demasiados secretos, hay un buen montón de teorías sobre entrenamiento y perfeccionamiento, también sobre alimentación y suplementos, también sobre sustancias y transfusiones… pero no tiene demasiados secretos: Correr, correr y correr. El caso de Grete Waitz tiene algunos componentes realmente interesantes que vistos con la perspectiva que da el tiempo los hace aún más llamativos. Porque en los años sesenta las mentes ilustres no tenían el atletismo de fondo entre las posibilidades femeninas, ni siquiera el padre de Grete, que veía cómo su hija ganaba cuanto corría, las tenía todas consigo. Lo digo porque aún hoy esto es