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Gertrude Ederle. La Natación era mujer. (mes de la mujer)




Gertrude, si fuese española sería Geltrudis, nombre redicho donde los haya, nació en la Gran Manzana, el Nueva York en construcción de 1906. 

Cuando era una cani, viajó con su familia a Alemania, y allí en plena excursión por uno de esos lagos bucólicos de la Alemania de Guillermo II, se cayó al agua y pasó un mal trago. Entonces se prometió que  nunca más le tendrían que rescatar. Tenía dos opciones, no acercarse nunca a piscinas, ríos, lagos o mares; o bien aprender a nadar. 
Aprendió. 
Y a partir de entonces, se dedicó a la natación, aunque los médicos se lo contraindicaron porque tenía una afección en el oído (de hecho pasados sus años de gloria se quedó como Beethoven mientras escribía la novena sinfonía).
Pero su medio natural era el agua. A veces pasa, hay gente a quien el sonido del agua, la sensación de flotabilidad, la necesaria soledad, y todas esas cosas que acompañan a la natación les llena el Alma.
En los años veinte, Ederle rompió una serie de récords en estilo libre en distancias de entre 100 y 800 metros. Entre 1921 y 1925, mantuvo un total de 29 marcas nacionales y mundiales, que se dice pronto. Y se hizo muy famosa mientras preparaba el asalto a los Juegos Olímpicos de París de 1924.
Allí ganó algunas medallas, una de oro y dos de bronce.
Geltrude Ederle
Según parece, aquello que para tanta mujer habría sido la pera, para Geltrude fue un fracaso. Indagar en las razones de esos “pobres” resultados nos lleva a conocer una historia de esas que te dan perspectiva histórica.  Resulta que  "Las atletas femeninas de EE UU se alojaban en hoteles apartados del centro de París porque las autoridades estadounidenses no querían que se contaminaran con lo que veían como la moralidad bohemia de la ciudad”, así que tardaban ¡¡¡seis horas!!! en llegar desde su hotel a la piscina olímpica. ¡Ay, moralidad, cuantas chorradas se han cometido en tu nombre!

Pero la razón más poderosa por la que Geltrude entró en la Historia con mayúsculas sucedió en el 6 de agosto de 1926, cuando fulminó los records que cinco tipos fornidos y valientes habían registrado en años anteriores. Cruzó a nado el Canal de la Mancha.

Ederle comenzó su famoso baño en el cabo Gris-Nez, en Francia a las 7:05 AM, Catorce horas y 30 minutos más tarde, llegó a tierra en Kingsdown, Inglaterra. Su récord se mantuvo durante casi un cuarto de siglo.
Para dar al asunto más sabor si cabe, añado que el mar al que se enfrentó Geltrud fue duro, las fuertes corrientes y la lluvia la alejaron del curso establecido, que estaba en torno a los 32 kilómetros. Así que tuvo que nadar 56 kilómetros para tocar la costa inglesa.
Parade for ederle coming up (http://pixshark.com)
Y aún así, lo dicho. Ederle batía esa jornada la marca de los cinco hombres que habían emprendido similar aventura antes que ella, con el pintoresco Matthew Webb a la cabeza (el primer hombre en hacerlo, todo un personaje)
Unas mil personas aguardaban a Ederle en la playa de Kingsdom, al sur de Inglaterra. Y unos días después, en Nueva York. un par de millones de grupis se lanzó a las  calles de Manhattan y el alcalde llegó a comparar la hazaña de la joven con el milagro de Moisés al separar las aguas del mar Rojo. Los alcaldes, ya se sabe.
El entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge, invitó a Ederle a la Casa Blanca para honrarla como "la mejor chica americana".
Pero Geltrud había hecho algo más que abrir el Canal a las mujeres. Había demostrado al mundo que los prejuicios no conducen a nada, y que es mejor que los límites se los marque cada cual.


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