Ir al contenido principal

99 años de Edmund Hillary, que no sólo llegó al Everest. (III de IV) (III)


Venimos de aquí

Y vamos aquí:

Everest

Tenzing Norgay  había nacido en 1914, era por tanto cinco años mayor que Hillary,  Ya había participado en unas cuantas expediciones al Everest, la primera en el 36, así que era un experimentado guía de montaña, llevaba diecisiete años pateando el Himalaya.
 
El 27 de mayo, la expedición de Hunt inició el segundo y último asalto a la cumbre.
La nieve y el viento no pararon hasta que la pareja de escaladores llegó al Collado Sur, fueron dos días seguidos de ventisca. Al día siguiente, con el apoyo de Lowe, George Alfred y Ang Nyima instalaron una tienda en la cota 8.500, después, ese trio de apoyo descendió.
A la mañana siguiente, a Hillary la altitud le había jugado una mala pasada, con la cabeza expuesta a ese nivel mínimo de oxígeno, el cerebro puede olvidar algunos detalles, y descubrió que sus botas se habían congelado, las había dejado fuera de la tienda. Se pasó dos horas devolviéndolas su estado útil.
Con las botas en los pies y los pies calentitos (en la medida de lo posible), empezó el intento final. Salieron con un peso extra de 14 kilos en provisiones y material, y llegaron al paso crucial de la última parte del ascenso, a 12 metros de altitud de la cima, el paso que ahora se conoce como el “paso Hillary”.  Edmund decidió aprovechar una grieta formada entre la pared de roca y el hielo firme, Tenzing le siguió, y a partir de ahí, todo fue sencillo hasta la cima. Como dijo Hillary “unos pocos golpes más de piolet en la nieve firme, y llegamos a la parte superior”.
Lo imposible estaba hecho. Y ya nadie podría volver a ser el primero en pisar la cumbre del monte más alto de la tierra.
Durante los quince minutos que estuvieron en cumbre, buscaron alguna prueba de que la famosa expedición de Mallory de 1924 hubiese llegado hasta allí, pero no encontraron nada. “Antes de iniciar el descenso miramos una vez más a nuestro alrededor. ¿Llegaron Mallory e Irvine a la cima antes de morir? ¿Habría algún rastro de ellos? Escudriñamos detenidamente el lugar, pero no vimos nada”. Tanto si George Herbert Leigh Mallory y Andrew Irvine murieron antes de llegar a la cima como si lo hicieron después en aquella expedición del 24, se llevaron el secreto donde quiera que estén. Y dejaron a los muchachos del 53 todos los honores.
Hillary y Norgay tomaron algunas fotos que atestiguasen su estancia allí, dejaron un poco de chocolate en la nieve y un crucifijo y se despidieron de ese sentimiento de estar en el punto más alto del planeta azul.
Norgay y Hillary
Todo el mundo sabe que lo importante en montañismo no es sólo subir, sino llegar abajo para contarlo. La nieve había borrado algunas huellas de su ascenso, y eso complicó la tarea. Lowe había subido hasta la tienda con un poco de sopa calentita.
Al verle, Hillary dijo, “bueno, George, nos hemos quitado a ese bastardo de encima”, y como la expresión no es muy fina, no ha pasado a la historia en exceso. No ha quedado reflejado en ningún lugar qué dijeron cuando probaron la sopa, pero imagino que otra expresión del estilo.

Como todo está entrelazado, no se puede considerar una casualidad que el mismo día 29, y a una hora muy parecida, Elizabeth Alexandra Mary de York se estaba convirtiendo en la reina Isabel II. Que coincidiera la coronación con la llegada de un súbdito de la corona al Everest aumentó el nivel de patriotismo del momento al grado sumo.
Isabel II, muy lejos aún de sus año horribilis, con su proverbial buena cintura para buscar aceptación en el vulgo, preparó inmediatamente una ceremonia en la que se nombraron Caballeros de la Orden Británica a Edmund Hillary y a John Hunt  y se otorgó la Medalla del Imperio Británico a Tenzing Norgay. Parece ser que al primer ministro hindú, Jawaharlal Nehru, conocido por aquí como Pandit Nehru, no le habría hecho ninguna gracia que se nombrara caballero a un súbdito nepalí.
Hasta aquí el contenido de la conferencia que Hillary impartió en el colegio Rangitoto, de Auckland. Los ecos de los aplausos aún resuenan en el salón de actos. Saber que Edmund Hillary era de los suyos había ensanchado los horizontes de las mentes adolescentes de cuantos asistieron aquel inolvidable día a escuchar al hombre que llegó el primero, junto con otro, allí donde nadie había podido llegar.

Y para terminar este cuento, mañana le daremos primer plano a lo que nunca se cuenta de Hillary, pero que tiene mucha, pero que mucha miga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Galina Zybina, la atleta que llegó del hambre

     El 26 de julio de 1952 Galina Zybina ganó el oro en lanzamiento de peso en los Juegos Olímpicos de Helsinki. Y eso parecía que era lo que tenía que pasar, porque la URSS se estrenaba en unos Juegos y no pasaba por su imperiosa cabeza aparecer allí como comparsas. La URSS no había estado en los Juegos Olímpicos desde su fundación como nación en 1922.      Galina Ivanovna Zybina era mucho más que una lanzadora de peso, siendo eso algo realmente digno de todo elogio, ella era, además, una superviviente.      ¿Superviviente de modo metafórico o en términos absolutos?  Saca a la palestra tus habilidades para hacer juicios de valor, te cuento la película.   Galina Zybina      Galina llegó a la esfera terrestre veintiún años antes de esos Juegos de Helsinki, el 22 de enero de 1931, y llegó en Leningrado, la misma ciudad que había sido San Petesburgo y que con la revolución soviética le quitaron el san y la llamaron Petrogrado, y entonces dejó de ser la capital del Imperio Ruso porque

Algunas cosas que sé de Nadia y quería contar

En el inicio de los años ochenta, Nicolae Ceaușescu quería acabar con la deuda externa rumana, eso, al menos, pregonaba. Con esa justificación se sacó de la manga lo que llamó  " la racionalización", en realidad era una drástica reducción de lo más necesario: la carne, la leche, los huevos, incluso el agua corriente y la luz eléctrica empezaron a escasear.    En 1987, en la histórica Braşov, una ciudad al sureste de Transilvania, la gente comenzó a manifestarse en contra de la situación generada por las políticas dictadas por el dictador comunista, pero el aparato represor que manejaba Ceaușescu era fuerte y aún aguantó un par de años de envites; su final, el del dictador, en el año que he escogido para empezar esta historia, era poco previsible, por eso la huida del país se convertía en ocasiones en el único camino posible.  Nadie podía imaginar que sucedería lo que sucedió hasta que sucedió lo que sucedió a finales de diciembre de 1989.  De haberse podido adivinar nunca hub

Seleccionadores 20 -Seleccionadoras 4. ¿Por qué?

Esto es solo una opinión y como tal hay que tomarla. No hay en ella ni una brizna de intención de sentar cátedra, pero si en algo no tengo razón, estaré encantado de escuchar las razones por la que no tengo razón. Ya verás como no se te ocurren. La pregunta es 1.- MITOS Y LEYENDAS : Antes de contar verdades, vamos a contar mentiras, tralará. A.- Los equipos femeninos funcionan mejor con entrenadores. Esto es un mito extendido que no se sustenta en ninguna base científica, y la actividad física y el deporte son una ciencia. Se sustenta en estadísticas, y eso es una trampa como las de Lance Armstrong. ¿Cómo podemos invocar a las estadísticas en un mundo en el que arrastramos como un estigma la desigualdad de género social más absoluta? Resulta que ya no hay quien pueda mantener esa afirmación (leyenda urbana) con fundamentos científicos, y claro, dicen lo de “a los hechos me remito”. B.- No hay suficientes entrenadoras.